La leche humana es el alimento diseñado exclusivamente para su bebé, que durante los primeros seis meses de vida satisface todas las necesidades nutricionales; posteriormente, debe ser un complemento hasta los dos años de edad o más.
La leche materna aporta nutrientes como ácidos grasos, carbohidratos, proteínas de la mejor calidad biológica, minerales, vitaminas y agua; además de otras sustancias que favorecen la digestión y la absorción en el tracto gastrointestinal, también proporciona otros factores que protegen contra las infecciones.
En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda amamantar al bebé a libre demanda, es decir cada vez que sienta la necesidad de alimentarse, ya sea durante el día o la noche. Sin embargo durante las dos primeras semanas es importante asegurar que las tomas no pasen de 2-3 horas. La alimentación a libre demanda garantiza que el bebé no tenga hambre, permite que se nutra, gane peso y estrecha el vínculo entre mamá e hijo, además estimula una mayor producción de leche. Las tomas deben alternarse entre seno y seno para que el bebé reciba los nutrientes necesarios, sus senos se vacíen correctamente y vuelvan a producir leche evitando que se congestionen. Por ello, tenga en cuenta que seno usó la última toma y ofrézcale el otro durante la siguiente toma.
Referente a las fórmulas infantiles podrían ser un complemento o sustituto para las madres que no pueden o no desean lactar, siempre guiadas y bajo la supervisión del médico pediatra, deben suministrarse mediante un vaso, cuchara o jeringa y deberá evitarse el uso de los chupos. Se recomienda no utilizar biberones más allá del año de edad.
Es recomendable que la madre desarrolle su propio banco de leche para los días que se encuentre ausente y/o en mujeres con compromisos laborales o culmine su licencia de maternidad y deba reintegrarse al trabajo. Una leche debidamente manejada y almacenada correctamente en un congelador puede durar hasta 6 meses.
.